Elaboración

El clima y el suelo son fundamentales para conseguir vinos de calidad, pero no menos importante es el proceso de vinificación.

Salvo excepciones, desde primeros de septiembre hasta mediados de octubre tiene lugar la vendimia, donde ya se hace una primera selección separando los racimos dañados.

Seguidamente la uva sana es transportada al lugar de la forma menos agresiva posible, poniendo especial cuidado en que el grano no se deteriore por una excesiva presión, provocando una fermentación prematura. La experiencia ha ido imponiendo que el transporte se realice en cajas o pequeños cestos que no sobrepasen los 15 Kg de capacidad.

La descarga de la uva se realiza sobre la “tolva de recepción”, una especie de pirámide invertida que a modo de embudo, irá depositando la uva sobre la estrujadora, haciendo un previo análisis del fruto para determinar su estado sanitario y su contenido en azúcares y ácidos. La estrujadora presionará el grano lo justo para evitar que pepitas y raspones o escobajos (soporte estructural del racimo) se rompan y contaminen el mosto.

La pasta resultante es trasladada por medio de la “bomba de impulsión de pastas” hasta las prensas, sin entrar en contacto con el aire para impedir el inicio de la fermentación.

A partir de aquí el proceso tomará distintos caminos bien se trate de tintos, blancos o rosados.

La calidad por encima de todo es la premisa en la que sustenta todo el trabajo de Bodegas Riofer.

Por este motivo, se analiza minuciosamente todo el proceso hasta la obtención del vino. Las viñas están perfectamente controladas por técnicos y expertos durante todo el ciclo, con el fin de conseguir una producción de máxima calidad y un conocimiento exhaustivo de toda la uva antes de entrar en bodega.